"La humanidad tiene medios para acabar con la pobreza"
"Feliz y juzgado o bien absuelto y miserable"
“No conocemos ninguna religión que no discrimine ... En ninguna de ellas a la mujer se le ha reconocido su libertad individual”
“Cuando se quiere la democracia, se quiere el feminismo”
"La nación tiene necesidad no sólo de lo que tenemos, sino también de lo que somos"
"Es mejor saber después de haber pensado y discutido que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar"
"Los hombres, aunque han de morir, no nacieron para morir, sino para innovar"
"Es dudoso que se pueda remediar esta lepra que nos mata sin antes suprimir los partidos políticos"
Pregunté sobre la prevención a uno de los mayores expertos en el estudio en el poder beneficioso- y dañino- de la mente, Irving Kirsch, psicólogo neoyorquino, director del Programa de Estudios del Placebo en Harvard. De su respuesta se destilaba que las expectativas que ponemos en la vida pueden contribuir a prevenir muchas dolencias. Kirsch lleva décadas estudiando el efecto placebo y cómo éste influye en la salud de las personas. Gracias a trabajos como el suyo, hoy sabemos que buena parte de lo que esperamos es lo que cuenta con relación a cómo nos encontramos. En dicho aspecto Kirsch coincide con Tali Sharot, psicóloga israelí afincada en Londres que constata con sus investigaciones que los humanos gozamos de un carácter optimista innato. En consonancia con Sharot, según Kirsch, nuestra manera de ver las cosas y cómo nos sentimos dependen en buena parte de lo que anticipamos, de lo que esperamos, de lo que creemos. Esta expectativa está en la base del efecto placebo- y del nocebo-. Las creencias optimistas y pesimistas de nuestro provenir condicionan el mismo. Que un medicamento funcione no solamente depende del principio activo, también está en juego la creencia del paciente sobre el efecto del fármaco. Lo corroboró Kirsch:” Sabemos, por ejemplo, que la morfina mitiga el dolor. Sin embargo, si el paciente no sabe que le están dando morfina, si se la administran por vía intravenosa sin decirle: “Ahora vamos a darte morfina”, ésta no resulta tan eficaz. Pierde la mitad de su eficacia. ¿Y esto qué significa? Pues que la mitad de la eficacia de la morfina como analgésico se debe a su composición química, pero la otra mitad tiene que ver con el cerebro, con la mente”.
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